martes, 28 de febrero de 2017

ORDESA INVERNAL

Tras un final de enero y un principio de febrero generoso en nieves, el segundo fin de semana de febrero  me acerco a Torla, aún sabiendo que el acceso a la pradera de Ordesa está cortada por riesgo de aludes. Además la previsión apocalíptica de la AEMET aconseja quedarse en casa viendo la tele o leyendo un libro cerca de la estufa. Pero me pueden más las ganas de andar y sobre todo, presentar  estos parajes a mi nueva D750, con la que he hecho todas estas fotografías.
Una par de grados bajo cero pero un cielo sin nubes y luminoso, me animan  a iniciar la marcha
Estreno el recién repuesto puente metálico, que la riada de octubre de 2012 se llevó por delante, y que ahorra un considerable tiempo para, recorriendo el camino de Turieto, llegar a la pradera.


 La rotonda,  justo donde comienza el Parque Nacional. Aún hay tres carteles más que no han podido salir en la fotografia
 Estreno también el recién recuperado recorrido de Turieto Alto. Primera parte del recorrido, una subida sin tregua, un tramo importante de llaneo por unos bosques muy espectaculares, con bastante población animal y finalmente una ligera bajada que nos deja en uno de los puentes que, cruzando el Arazas,  nos deja en la pradera.
 No me he encontrado con ninguna persona durante todo el recorrido

 A pesar de hacer la mayor parte del recorrido con las cansadas raquetas, continua la mañana soleada que me anima a continuar más adelante,

 En este banco  como un poco y doy buen cuenta del carajillo de whisky con el que he decidido homenajearme y de paso entrar en calor. Porque a pesar de lo que digan los expertos y listillos en cosas de montaña, donde esté un buen carajillo que se quiten todos los geles y barritas energéticas.
 Las tres faus, con un paquetón de nieve impresionante




 Una vez llegado al mirador de la cascada de Arripas, dejo temblando el termo con el carajillo, y tras un breve descanso, inicio la vuelta: andando de nuevo hasta Torla


 El aparcamiento de la pradera de Ordesa está totalmente vacio, ni un coche, ni una sola persona (bueno, estoy yo).Nadie. Un silencio total.


Bajo mis botas, los bancos y mesas de la terraza del bar, cubiertos completamente por la nieve. Continuo en total soledad.

 Además del riesgo de aludes, el aparcamiento de la pradera es una pista de hielo, lo cual no facilita el acceso. Pero también se puede subir a pie

El camino de vuelta coincide con un cambio bastante importante en la meteorología.  Cielo cubierto y una importante bajada de temperatura. Al final la AEMET va a tener razón
Dejo un Torla vacio,  a la espera de que en pocos días estas calles estén llenas del barullo que proporciona las carreras del Tenedor detrás del Carnabal

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